Knuckleball

Lo siguiente es un crudo insight a la psicología masculina. Si hiero sus sensibilidades pues ni modo, es porque sois gays.

Es verdad, los hombres siempre estamos comparando nuestros penes. No literalmente, claro, sino en una serie de juegos mentales de «gracia» y astucia. El insulto y la degradación mutua es la manera en que los hombres socializamos entre nosotros. Porque por estigmas sociales tenemos prohibido demostrar afecto, cariño y empatía, sobre todo de hombre a hombre. Si un hombre te confiesa, con el corazón en la mano, que siente miedo e inseguridad, tu deber es decirle que no sea maricón, que se faje los pantaloncitos, se arremangue la camisa y tome a sus demonios por los cuernos. Como los hombres bien hombres.

Mi tripie es mas grande que el tuyo
Figura 1.a – una metáfora fálica

Imaginemos una situación hipotética: estás jugando futbol/videojuegos con tus cuates y por caprichos del destino se te va una jugada importante por la que tú/tu equipo termina perdiendo la partida. El comentario obligado va en la línea de «jajaja pinche puto pitochico».

El hombre está asociado con el éxito y el poder, de la misma manera que la mujer se asocia a la belleza y la sensualidad. Decirle «perdedor» a un hombre equivale a llamar «fea» a una mujer. Por eso estamos obligados entre nosotros a andar viendo quién tiene el mejor coche, el empleo que paga más, la mayor estatura, los músculos, la novia más bonita y el mayor número de goupies/perras a su disposición (con el mayor volumen de boobs per cápita, obviamente).

Como hombre, sencillamente no puedes ser delicado ni pedir un trato amable ni mucho menos abrirte a tus sentimientos con tus congéneres. Por ello la mejor opción que tienes es responder a todo con con una serie de «bromas» y juegos de palabras altisonantes. Tip: cada respuesta aderézala con una mención de la homosexualidad latente de tus amigos. Y claro, a cada uno de esos comentarios no te queda más que responder con algo más ingenioso y álgido, que le calle el hocico a tus compañeros. Ya saben, a desgarrarse las medias entre ustedes perras y todo eso.

Y claro, el que se lo toma a mal o se enoja, pierde. Pierde puntos, pierde respeto (porque va corriendo a contárselo a su mamá), pierde a las mujeres y por supuesto, la oportunidad de reproducirse.

Como hombre, te la pasas lanzando pelotas «quebradas» a tus amigos y compañeros por amistad, cortesía y obligación. Tip: si nadie te lanza una de estas cosas es porque a) eres gay o b) te has vuelto invisible para el grupo [seguramente por causa de a)]. Tu obligación en esos casos es responder con algo más cáustico. Afecto y amor rudos, apaches. Así es como un hombre demuestra su valor: mostrando desenfado, sentido del humor y cero miedo a las consecuencias. Recordemos que una respuesta de estas que no es bien recibida en más de una ocasión ha terminado con ojos morados, hocicos partidos y la respectiva pérdida de dientes.

Por eso es que en las películas el héroe siempre tiene el comentario y la seguridad adecuados para reírse del peligro y burlarse de la muerte: es uno de los más emblemáticos signos de masculinidad. El sarcasmo y sus derivados sencillamente son algo no femenino.

Yo en general soy una persona muy calmada y, debido a que tengo una grandísima boca (lo he aprendido con el pasar de los años y a la mala), no acostumbro responder de la manera convencional y aprobada. Generalmente respondo a manera de darle la vuelta y, de ser posible, con una referencia oscura al más puro estilo non sequitur. Me gusta pensar que le he ahorrado a la humanidad miles de pesos en servicios dentales gracias a mi «falta» de gracia y mis «chistes» podridos.

Hoy mismo platicaba con @elcrayon acerca de una situación que yo provoqué con una de mis «bromas». Un día estaba yo con el amigo que me recomendó un libro de autoayuda para mejorar tus oportunidades con las chicas y una amiga mutua muy atractiva y de alto status. La conversación se desvió y salió el tema de de los hombres que son novios indeseables. Yo le pregunté a la amiga «y tú ¿que opinas de un hombre que lee un libro de autoayuda para mejorar sus oportunidades con las mujeres?» Mi amiga dijo «ay, no» a la vez que hacía un gesto de asco que claramente quería decir «PERDEDOR». Yo giré hacia mi amigo y le dije «uy, lo que te dijeron». Él se sonrojó y no dijo nada. Terminada la reunión, mi amigo me reclamó y recriminó incesamente el haberlo puesto en aquella situación, aquel feísimo predicamento.

Tip: el drama es un indicador muy confiable de lo maricón que es un hombre. Es una característica reservada para las féminas y que sólo está limitada por el tamaño de tu vagina (en una relación de proporcionalidad directa: mientras más arena retengas ahí, más drama).

@elcrayon me dijo que yo en esas ocasiones de poner a mis amigos en situaciones comprometidas con las chicas seguramente no lo había pensado bien, que había sido descuidado, que era una indiscreción, que fue incómodo y desconsiderado para terceros, que seguramente hice a mis amigos perder status frente a las féminas y yada yada blah blah blah. Yo sencillamente no les voy a aceptar eso porque es una falacia muy pobre, muy triste y muy extendida. Ese tipo de comentarios «ácidos, desconsiderados e indiscretos» de parte de mi o de cualquier hombre hacia otro hombre son una sencilla broma, un reto, unas vencidas para pavonearse y mostrar el plumaje ante las pollitas.

El reto está en salir victorioso del asunto y hacerlo con estilo, epítomes de la masculinidad. Con el tiempo aquel amigo mío, víctima de mi supuesta falta de consideración, me dijo por su propia cuenta que finalmente lo había entendido, que dos años después ya le había encontrado la gracia a el chiste: la clave era responder algo acertado. No llegó a pedirme disculpas por el drama (un hombre de verdad jamás se disculpa) pero si a reconocer que aquello no fue un insulto sino una oportunidad. Efectivamente, yo lo hice porque su libro de autoayuda lo mencionaba textualmente. Había mil y un maneras de salir airoso de esa «humillación». Por ejemplo, yo sugiero empezar analizando una de las más sencillas. Una vez que la amiga ha dado su respuesta incómoda y yo he lanzado la bola *capciosa* hacia mi compañero, él podia batearla fácilmente. Solo tenía que voltear, ver a la chica a los ojos y decirle «Lety ¿no te gustaría que los hombres te tratáramos mejor?».

Tip: el ingenio y el humor se pueden demostrar por internet, medio lleno de chicas y libre de riesgos y enfermedades sexuales.

Bam!! ella queda totalmente desarmada y la «looserness» de leer esos libros queda plena y bellamente justificada. Sencillamente no había nada que yo pudiera hacer o decir para detener ese home run y no dudo que Lety mostrara entonces algo de simpatía hacia mi amigo. Como beneficio añadido habría sido evidente que mi movimiento no fue completamente una «degradación» sino un gesto de buen wingman. Pero recuerden: si se frustran y hacen drama, pierden respeto y pierden a la chica.

La moraleja aquí es simple: el hombre demuestra su valor enfrentando las dificultades, burlándose de la adversidad y mostrando sentido del humor hasta en las más negras circunstancias. Bateando con gracia hasta las pelotas más retorcidas. Por eso es que en la familia el papá representa la fuerza que conquista los peligros del exterior y regresa con un cadáver grande, fresco y sanguinoliento para alimentar a sus cachorros. Y cuando su mujer, alterada y visiblemente preocupada le pregunta por el hombro dislocado, el meñique faltante y la costilla expuesta, él responde riéndose del «pequeño rasguño». Y acto seguido se la folla, como buen hombre que es. Es quien conquista el mundo y prepara a los hijos para enfrentarlo, haciéndolos batallar a cada oportunidad a manera de ensayo.

Muchos de ustedes habrán visto la película de «Carrie«. Y bueno, si, es un mal ejemplo porque ella no era hombre. Pero al final, cuando le arruinan su vestido y su momento con aquel cubetazo de sangre y ella se cabrea, ha perdido el juego. Nadamás fíjense a donde la llevo el hacer todo ese drama: derechito a la tumba. La vida le dio limones y en lugar de hacer limonada ella nomás se amargó su corazón de pollo.

Les dejo un video de un hombre que exuda autoconfianza, humor y masculinidad, nada más vean como se deshace de las pelotas más difíciles y lo termina con un movimiento de karate. Yo sé que la calidad es mala y que hay videos más representativos y agradables, es que me estoy quedando dormido. Ah y prometo no volver a usar metáforas deportivas nunca más a menos que sea cuestión de vida o muerte.

3 Respuestas a “Knuckleball

  1. Que agradable post!. El mostrar cierta fase de tu vulnerabilidad es posible, siempre y cuando a lo muestres a la persona de tu confianza (sea mujer u hombre). Alguna vez y por problemas que tenia en mi familia intentaba buscar confort con quien sea que fuere…fail! no me bajaban de chillón y marica. Esto también cuestiona la versión de que el mejor amigo no puede tener ese titulo cualquier pendejo, hay que ser mas precavido en eso.
    Me dio chingo de risa el «pinche puto pitochico» algún día usare ese insulto y lo agregare a mi compendio de insultos vol. 3.

  2. perturbazionez

    Nice (Y) … que raros son los hombres…

  3. @elnocivo efectivamente, si se puede ser abierto pero con la persona adecuada. De verdad que es una bendicion tener una amistad de esas.

    @perturbazionez jajaja pues no tanto. La clave es tomar todos los reveses de la vida como un reto y una oportunidad. Yo creo una de las cosas mas bonitas que me paso en la vida fue ser hombre

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