Pagafantas: Del español pagar y Fanta, marca de bebida gaseosa. Se dice del varón que, en relación de amistad cercana o cortejo de una mujer, es incapaz de producir una situación de encuentro sexual con la misma. Hombre incapaz de ir más allá del cortejo.
Era el primer día de preparatoria. Algunos compañeros de la secundaria se habían cambiado conmigo pero nunca me parecieron interesantes. Además, siempre odié a todos mis compañeros de la secundaria. Fue entonces que la vi entrar y de entre todas las presentes fue una de las que más me llamó la atención. Recuerdo muy bien que cuando pasaron lista, dijeron su nombre y se presentó puse mucha atención.
Verán, para mí la secundaria fue un periodo de transición difícil. Entre que quise dejar de ser el más listo del salón, me llegó la tele por cable, leía sobre satanismo en Internet y mi primera novia, era un desastre… o al menos así lo veían todos. Era en realidad un niño tratando de buscar una identidad alterna, diferente y peligrosa que desgraciadamente me perjudicó más de lo que pensaba. Pasaba horas hablando con mi profesor de español respecto a las enseñanzas de Anton LaVey y presumiéndole la figura que me quemé en la mano con un fierro al rojo vivo y jamás me pasó por la cabeza que estas pláticas que eran en parte para analizarme iban a llegar a oídos de uno de los profesores de la preparatoria.
Esto me trajo una situación incómoda en la prepa cuando fui el primero en entregar un trabajo y me regresé a mi asiento. Mi plan para la preparatoria era pasar desapercibido y dejar de recibir toda la mala atención que recibí en la secundaria. Gran error. El profesor me preguntó desde su lugar si yo era el «famoso fulano» y le contesté que sí. Mucho cuidado y vayas a lastimar a una de estas chavas – comenzó a decir en voz alta desde su lugar (yo me sentaba hasta atrás) – Yo sé que andas en ondas del satanismo, tienes tatuajes y usas drogas. No quiero que me vayas a pervertir a ninguna de las muchachas. Chavas – dijo dirigiéndose al resto de la clase – no se anden juntando con este chavo porque es muy peligroso -.
No dije nada y hundí mi cara en el pupitre. Bonita manera de empezar el semestre. Bonita manera de ayudarme a hacer amigos.
En el cambio de clases me vi rodeado por un pequeño grupo de personas ya que, como bien dicen, entre más le prohíbas algo a alguien… y más si son adolescentes en busca de algo de diferente, rebeldía y drogas. No, no tenía drogas, para mí el conseguir drogas era igual de difícil que conseguir vaginas. Era simplemente un ñoño que proyectó una imagen diferente de sí mismo y que escandalizó a unos cuantos puritanos lo suficientemente hocicones para esparcir el rumor.
No, ella no se acercó, la que se acercó fue la famosa «Güera» una marimacho igual de gorda que yo, pero rubia. Nos pusimos a platicar, vio mis dibujos y me dijo que íbamos a ser los mejores amigos porque le había caído a toda madre. Gracias a ella, que se hablaba mucho con las chavas guapas del salón, fue que me acerqué a ella. Ella me odiaba por un comentario que hice una vez que le estaban viendo las piernas peludas a un tipo que sufría de alopecia. Suelo decir comentarios inapropiados y se lo tomó como un ataque personal. Pero gracias a la influencia de la «Güera» fue que se acercó a platicar conmigo, se cambiaba de lugar para estar cerca de mí y fue que me empezó a gustar.
Un día cualquiera la «Güera» se acerca a mí y me pregunta mi opinión sobre los gays. Le dije la verdad de lo que a mi tierna edad pensaba sobre eso, que no se me hacía una relación humana normal y no hablamos más al respecto. Más tarde mi nueva amiga me confesó que la «Güera» era lesbiana. Me sentí tonto porque era una marimacha fácil de identificar a kilómetros de distancia pero lo que me dejó en shock fue cuando mi amiga me dijo que su novia actual era mi primera novia de secundaria. Y a pesar de que me hizo prometerle que no le iba a decir nada lo primero que hice fue confrontar a la Güera con esta información. Obviamente me metí en un lío enorme y mi amiga me dejó de hablar.
Fue gracias a una amiga de ella que apenas comenzaba a hablarme también que luego de un par de semanas me dirigió la palabra luego de que le pedí disculpas casi de rodillas. Desde ese día y por el resto de la preparatoria fuimos inseparables. La señora de la tiendita decía que hacíamos muy buena pareja y todo el mundo nos preguntaba si éramos novios… La respuesta era que no. Me gustaba mucho y por la relación de confianza que teníamos y lo hermosa que me parecía me estaba clavando bastante… pero ella estaba enamorada del clásico tipo 2 años mayor que yo, ojos verde, delgado, con coche, campeón de fútbol… el clásico galán. Odiaba cuando se ponía a hablar de él porque los celos me invadían, ¿Por qué dos personas como ella y yo que nos llevábamos tan bien no podríamos ser pareja? ¿Por qué las cosas tenían que ser complicadas? Ella era la única persona en el mundo con quien me sentía a gusto y para los demás era más que obvio que éramos algo más que amigos pero ella siempre los callaba diciendo que éramos amigos nada más y que cómo se les podría hacer tan difícil creer que un hombre y una mujer no podrían entablar una amistad normal sin necesidad de ser novios.
Obviamente yo sabía de Ricardito el de ojos verdes y ella me preguntaba a mí si alguien me gustaba. Y en realidad había otra chava que me llamaba la atención que era asiática y yo siendo un nuevo fan del ánime la encontraba un poco difícil de resistir. Me daba ánimos y me decía que le echara ganas y, ¿Saben como algunas veces una mentira se repite tantas veces que acabas creyéndola? Así fue que me acabó gustando Ady, la asiática tetona.
Pero en el fondo siempre estaba ella y era lo que me detenía de declararle «mi amor» a Ady de quien también, con el paso del tiempo, me fui haciendo su pagafantas.
Le ayudaba en los exámenes, iba a mi casa a estudiar, nos metíamos juntos a Internet. Me llegó a conocer como realmente soy y siguió hablándome. sin embargo yo a ella no la conocía del todo bien. Un día simplemente dejó de ir a la escuela y nadie sabía nada. Todos me preguntaban a mí y yo no tenía idea alguna de qué decirles. Así supe que en verdad no la conocía y como en la escuela me la pasaba hablando con ella ahora que ya no estaba y yo me encontraba alienado del resto de la clase supe lo que era la soledad.
Así como se fue regresó después de unos meses. Traté de preguntarle que había pasado y todo se redujo a un «tuve problemas» que me dejó satisfecho porque estaba muy feliz de verla de nuevo.
Al terminar la preparatoria yo decidí de último momento venirme a San Luis y ella se fue a Monterrey. Durante un par de años no supe nada de ella. Yo bajé de peso, me dediqué a fiestear en antros con los fresas pero aún pensaba en ella y de vez en cuando me ponía a ver nuestras fotos y a oler el aroma que dejó en un libro que hace mucho le había prestado.
De regreso en nuestro pueblito uno de mis primos me iba a «dejar encargada» una moto de carreras y me iba a enseñar a usarla cuando la vi junto a su hermana con una amiga de ellas. No cabía de la emoción y corrí a abrazarla. Me dijo que no me conocía y le dio risa que ahora me podía abrazar bien sin que mi panza estorbara. Me hubiera encantado platicar más con ella pero mi primo se estaba desesperando. La dejé y quedamos en reunirnos para platicar. – ¿Quién era? – Me preguntó mi primo. – Una amiga – le contesté.
Y así comenzó la siguiente etapa de nuestras vidas a la que llamo «La vida nocturna«. Salíamos con su hermana a bares, ella ya me contó más cosas, muchas cosas, la conocí casi a la perfección. Supe de sus problemas en Monterrey y cómo no estaba estudiando, los problemas con su novio, todos los secretos, por qué era como era y sus problemas eran un poco serios y me sentí abrumado. Y sin embargo ella no sabía mi más grande secreto y era que ella me gustaba todavía. Me presentaba amigas, salía con ellas, andaba con ellas, las mandaba al carajo y en cierta manera fue como me hice de algunas free y me hice un patán. En una de esas ocasiones salí con una ex-compañera de la preparatoria y con ella y pude notar ciertos celos de su parte. Tuvimos una discusión al respecto y nos peleamos.
Otro tiempo después la volví a encontrar y me confesó que había tenido su primer experiencia sexual. Me rompió el corazón un poco saber eso pero yo eso ya lo había vivido. Tuvo novios muy patanes y quizás por eso yo mucho tiempo fui así con mis relaciones. Una vez salimos ella con su novio y yo con la mía, necesitábamos platicar algo en privado y me metí al baño del bar con ella, cuando salimos minutos después teníamos a nuestras respectivas parejas afuera con una mirada de incredulidad. Así comenzó mi pleito con mis novias formales que a diferencia de las free eran chavas a las que realmente quería y respetaba. La primera en darse cuenta de eso me dijo: «Tú sientes algo por ella«. Y era verdad pero siempre lo negué. Cuando terminamos me dijo que le dijera mis sentimientos porque con ella yo sería más feliz. Y tenía tal vez algo de verdad y tal vez no.
Una vez que estábamos demasiado tomados estuvimos a punto de besarnos pero creo que ella regresó a sus cinco sentidos y me dijo que no lo iba a hacer porque sería como besar a un hermano.
Y llegó el día en que por fin le dije que todo este tiempo ella me gustaba. No se lo tomó como yo esperaba, fue muy incómodo y desagradable para todos y eso los incluye a ustedes. Se enojó y dejó de hablarme, yo traté de pedirle perdón, le dije que era la verdad y era algo que no podía controlar. Ella simplemente me dijo que estaba bien pero que debíamos actuar como si nada de eso hubiera ocurrido.
Tuve entonces otra novia, con la que he durado más años. Yo seguía saliendo y platicando con mi amiga pero llegó un punto en el que a mi novia no le pareció y comenzamos a tener pleitos. Mi amiga me dijo que no quería ser un impedimento en mi vida, me dejó una carta donde me decía que me amaba, era el mejor amigo que había tenido y que debía seguir mi camino y hacer mi vida con mi novia. Traté de hablarle, de buscarla pero me seguía evitando. Tal vez tenía razón así que lo dejé por la paz y seguí saliendo con mi novia. De vez en cuando en los pleitos que teníamos salía a relucir mi amiga, ella me seguía preguntando que si alguna vez anduve con ella y yo le decía que no pero que ahora gracias a ella ya no me hablaba.
Como era de esperarse mi noviecita Claudia, a la única que le he dicho que la amaba con el corazón en la mano, no resultó ser el amor de mi vida. Terminamos, volví a engordar y caí en la depresión. Intenté buscar a mi amiga pero de nuevo me estaba evitando. Yo no quería llegar a decirle «Ya no tengo novia, déjame ser tu amigo otra vez» así que dejé de insistir.
Algo curioso es que el día de nuestros cumpleaños sin falta nos mandamos un mensaje o nos marcábamos para felicitarnos. Incluso cuando estaba en el antro con mi novia en turno celebrando mi cumpleaños un día anterior el primer mensaje que me llegaba era el de ella para felicitarme. Aún cuando nos enojamos y aún cuando me mandó la carta despidiéndose me seguía mandando un mensaje el día de mi cumpleaños. En mi cumpleaños número 24 no recibí mensaje alguno y pensé que era de esperarse. Es una santa ya por haberlo hecho casi 8 años. Sin embargo no me quedé con las ganas y mientras estaba en un centro comercial le marqué y le dije: «Hoy es mi cumpleaños y no me has felicitado». Fue la llamada más larga de la historia, le conté lo de mi noviecita el cómo me sentía lo mucho que la extrañaba y ella me contó de después de tanto buscar finalmente encontró al hombre ideal y tenía planes para casarse próximamente. Me dolió escuchar eso, pero más me dolió cuando me dijo: «Deberías conocerlo, se van a llevar muy bien porque se parece mucho a ti«.
*CRASH*
Hoy tiene una hija que ya conocí, su esposo sí es muy buen pedo pero obviamente no es pendejo y sabe exactamente quién soy y lo que sentí por su esposa. Ahora que la veo con su familia puedo decir que no siento los celos que tuve en la preparatoria sino más bien una envidia y un gusto enorme por ver que es feliz. Ya no puedo decir que me gusta pero sí que siento un gran cariño por ella, pese a que ya no pasamos toda la clase juntos, disfruto mucho el ir a su casa y platicar un rato y jugar con su niña que algún día me dirá tío. Recientemente en mi vida pasé por una experiencia bastante fuerte y traumática en la que mis amigos me dicen que corrí con suerte pero que no se detienen a preguntarme cómo me siento al respecto. Ella es la que me da soporte emocional y el que muchas veces mis amigos hombres nunca me podrán dar.
Hace dos semanas me platicó que se encontró a la señora de la tiendita de la prepa y le dijo que ya estaba casada y tenía una bebé, la señora de la tiendita le preguntó si se había casado conmigo. Martha le contestó a la señora que no.
tl;dr: No es imposible que un hombre y una mujer sean amigos sin necesidad de que haya romance relacionado aunque una de las partes se haya enamorado. Y aunque no sea imposible, cada que una chava que me gusta me dice que me quiere solamente como amigo me pongo a pensar en todo el camino que recorrí con Martha y el camino que me queda por recorrer de lo que una verdadera amistad representa y las mando al carajo.